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El cielo es eterno y la tierra duradera.

Son duradera y eterno, porque no viven ellos mismos.
  Por eso pueden vivir eternamente.

Así también el llamado: 
No atiende y deja atrás a su persona 
  y su persona va hacia alante.
Se deshace de su persona,
  y su persona se mantiene.
¿No es esto así:
  "Porque no quiere nada propio
  por eso lo suyo propio se lleva a término"?



Quizá la primera frase sea la frase que el sentido dice, queriendo contraponer lo que está fuera del tiempo -lo eterno- a la Realidad -que tiene su duración en tiempo contado. O sea, la negación que sonaría ahí, es la que va en contra de lo que pretende que no haya nada que no esté dentro de la cuenta del tiempo: niega que no haya nada más que el fin (con su principio). Para ello coge al cielo como imagen, supongo que algo así como lo que nos está demostrando que no hay fin. Puede servir, siempre que no nos tomemos la imagen en serio:

Quiere decirse que lo sinfín está también en cualquier cosa de las que se llaman de la tierra. En particular, en cualquier persona. Cualquier cosa está plagada sin fin de cielos sin fin.

Y, por otro lado, el cielo mismo está tan dentro del mundo, tan dentro de la Realidad, como la realidad más a la mano. Basta ver cómo el cielo se puede convertir en el objeto de estudio de la Ciencia, igual que puede hacer con un chopo.

Sea como sea, esta contraposición que se hace claramente en la primera frase, no se acepta (o no se oye) en lo que sigue inmediatamente, y se glosa como si fueran lo mismo 'eterno' y 'duradero': Se predica para los dos, cielo y tierra, la misma doctrina, diciendo que no viven ellos mismos y que por ello viven eternamente.

Después de ese intento de esplicación de la contradicción inicial, se continúa con la doctrina de cómo tiene que hacer "el llamado" para, en definitiva, tener éssito en el mundo: para que lo suyo se lleve a término y que su persona se mantenga.