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Cuando el sentido impera en la tierra,
    entonces los caballos de carreras se jubilan 
    para dedicarlos a acarrear estiércol.

Cuando el sentido se pierde en la tierra,
    en el prado se crían caballos para la guerra.

No hay ningún pecado mayor que muchos deseos.

No hay ningún mal mayor que no conocer ninguna hartura.

No hay ninguna falta mayor que querer tener.

Por eso: La hartura de la sobriedad es hartura duradera.




Es dudoso que hable el sentido en las dos primeras frases, aunque quizás sueltas pudieran valer para describir en realidad cómo las cosas toman otros caminos cuando el Régimen deja de apretarlas. Claro que para ello, en vez de "imperar", cosa que el sentido no hace, habría que decir algo como: "cuando el Régimen deja de regir". Y, igual, en vez de dedicarse a acarrear estiércol, más bien habría que ver cómo los caballos dejan de trabajar para el fin, para la muerte, para las carreras, y se les ve en cosas variadas: ya sabemos que acarrear estiércol es fácil que sea puro trabajo, puro Dinero. En fin, esas imágenes, en cualquier caso, pueden ser reveladoras, hacer algo en contra, siempre que no se las tome en serio.

El resto del trozo, sin embargo, es ya la disparatada retahíla consabida a favor de la necesidad; de la contención; de la austeridad. Está contra el sentido.