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Libraos de la santidad, arrojad el saber,
    así el pueblo ganará cien veces más.

Libraos de la moral, arrojad el deber,
    así el pueblo volverá al deber filial y al amor.

Libraos de la maña, arrojad la ganancia,
    así no habrá más ladrones y asaltantes.

La bonita apariencia de estos tres párrafos no basta.
Por eso, cuidad de que los hombres puedan atenerse a algo.
¡Mostrad sencillez, amarrad fuerte la pureza!
¡Menguad el egoísmo, disminuid los deseos!
¡Atended a la erudición!
Así os libraréis de preocupaciones. 



Ejemplo claro de capítulo en el que empieza a hablar el sentido (por tanto, a hablar en contra de las mentiras reinantes) y después una interpolación intenta contrarrestar esa claridad en el ataque, pasando a hacer lo contrario: a defender las istituciones, como siempre por la vía fundamental de la sabiduría, la moral y la santidad (justo lo que están atacando los tres párrafos iniciales). Parece que algún sabio que se tropezó con el libro en un estado más auténtico, no pudo soportar un ataque tan directo contra su persona y contra su fe, y tuvo la necesidad de aclararnos que en los tres párrafos anteriores no se decía lo que se dice. Medio en broma, nos podemos acordar lo que a veces decían a finales del s.XIX: "Soy partidario de la libertad, pero de la libertad bien entendida". ¿Qué es la libertad bien entendida? Eso: la libertad entendida; o sea, hecha idea; hecha, por tanto, fe: la santidad, la sabiduría, la erudición, la frugalidad, la continencia o lo que sea. Lo importante es que sea algo positivo. Pero cualquier idea que nos hagamos de libertad es su falsificación inmediata, porque libertad sólo tiene un sentido posible: un sentido negativo, de NO a la ley; o sea, de NO a cualquier Futuro que nos prediquen ¡o nos prediquemos a nosotros mismos!: siempre hay algo por ahí en uno mismo (porque uno no es de verdad uno) que no soporta la ley, aunque uno mismo se la haya impuesto; que le resulta mortal la obligación de tener que cumplir, porque siente que cumplir es renunciar ahora a cualquier cosa que pase sin esperarla.